Nuestra ONG es una de las entidades que forman parte del pionero vivero de empresas puesto en marcha por la Universidad de Cádiz en la Salina La Esperanza.

Nuestra ONG Fondo para la Custodia y Recuperación de la Marisma Salinera -SALARTE- forma parte de un pionero vivero de empresas que ha puesto en marcha la Universidad de Cádiz -UCA-en la salina La Esperanza, ubicada en el término municipal de Puerto Real en el Parque Natural Bahía de Cádiz. Se trata de una salina que la UCA explota desde hace unos años con el objetivo de “fomentar el emprendimiento y la revitalización de este entorno natural”.

Este espacio, que se ha integrado en los Servicios Centrales de Investigación de la UCA, albergará, de momento, a siete entidades que centrarán sus esfuerzos en la explotación de la sal y otros productos como la salicornia. Junto a Salarte estas entidades son Mar Natural, Marisma 21, Esteros Natural, Productos la Salá y Martinete y el empresario, salicultor y acuicultor Demetrio Berenguer. Todas ellas tendrán presencia en las salina a través de la explotación de parte de las 39 hectáreas en total de las que dispone este espacio natural, gestionado por la UCA.

Estamos muy orgullosos de formar parte de este sueño largamente perseguido, desde su fundación en el año 2012, Salarte apuesta por un modelo de gestión activa de las salinas y desde entonces venimos apoyando y apostando por Alejandro Pérez Hurtado y la salina La Esperanza”, son palabras de Juan Martín Bermúdez, presidente de Salarte.

Alejandro lleva treinta años detrás de este modelo, parecido al modelo de gestión francés, fomentando el emprendimiento a través de empresas locales y nosotros como asociación sin ánimo de lucro, estamos ahí para apoyar la dinamización de la salina desde un punto de vista multidimensional, es decir, uso público, productos de alto valor añadido, la investigación que lleva a cabo la UCA y un ecoturismo sostenible y sostenido que enseña lo mejor de la bahía de Cádiz a propios y extraños, a turistas y también a locales, en muchos casos grandes desconocedores de las enormes posibilidades que entraña esta joya natural”, concluye Martín.

Todas las entidades trabajarán en los espacios en los que previamente la Universidad les haya dado la correspondiente autorización temporal de uso, adaptada a la nueva normativa recientemente aprobada en torno a este servicio central. A través de ella, podrán desarrollar diversas labores relacionadas con la biodiversidad o restauración ambiental y procesos en las salinas, especialmente vinculadas a servicios de producción, experimentación e innovación con productos asociados a la sal artesanal y flor de la sal, la acuicultura extensiva, la producción de microalgas y la producción de otros productos como la salicornia u otros cultivos experimentales.

Con la creación de estos espacios reservados a emprendedores o entidades sociales que deseen ampliar sus líneas de actuación en torno a las salinas y su biodiversidad, la UCA pretende colaborar con la reactivación de un sector que ha gozado de gran tradición en la Bahía y para ello, también trabajará en la formación y la transferencia del conocimiento adquirida a lo largo de estos años.

En materia de formación, se pondrá en marcha la Salina Escuela Joaquín Berenguer, el primer espacio formativo de Europa en salicultura en el que se pretende “ofrecer una serie de cursos en los que, además de mostrar todo lo relacionado con el trabajo artesanal de esta profesión, se den nociones útiles relacionadas con la economía, el marketing o el ecoturismo, entre otras materias”, apunta el director de los Servicios Centrales de Investigación en Salinas, Alejandro Pérez Hurtado.

En definitiva, con este particular vivero de empresas, la Universidad gaditana dice reforzar su apuesta por la salina La Esperanza, un espacio singular que, además de acoger diversas actividades de divulgación científica y de voluntariado, se ha transformado en un laboratorio natural en el que actualmente se están desarrollando diversos proyectos de investigación. La UCA cuenta con la concesión del espacio desde 2012, con el objeto de transformarla en un referente demostrativo en materia de innovación dentro del sector.

De hecho, en la actualidad se están ejecutando proyectos de investigación centrados en entender los mecanismos para el mantenimiento y restauración de la biodiversidad de la zona, probar la idoneidad de los esteros como recurso para el crecimiento de macroalgas o compatibilizar el desarrollo de la acuicultura con el mantenimiento de la diversidad de especies vegetales y animales que conviven en este espacio, entre otros.

La Esperanza ofrece también a través de su catálogo de servicios una serie de visitas a las salinas que gira en torno al ecoturismo y turismo ornitológico, las actividades académicas, voluntariados y participación social, divulgación científica y educación ambiental.